¿Y Dios para qué te necesita?

Entre otros inconvenientes, el tratar de Dios –o de los dioses, según sea el credo– es un asunto que no se salda con respuestas, sino con preguntas que, esto sí que es seguro, sabemos que atraerán más y más dudas. Algunos las zanjarán con la fe, otros con el ateísmo y, entre medias, quedará unSigue leyendo «¿Y Dios para qué te necesita?»

Pero, ¿a quién le gusta la Filosofía?

Tengo una relación contradictoria con la Filosofía. Por asemejarla a algo, me recuerda a las legumbres o la cerveza, sabores adultos que, sin embargo, todos probamos demasiado pronto. ¿Quién no se ha batido a vida o muerte contra unas lentejas? ¿A quién le gustó la primera cerveza que se tomó? A la Filosofía le pasaSigue leyendo «Pero, ¿a quién le gusta la Filosofía?»

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