Adiós, camarada zasranets

Debí suponer que aquellos portazos seguidos de un ruido metálico, como el de una cadena serpenteando alrededor, no serían buenos para mí. Pero estaba demasiado borracho para pensar en ello. Ni siquiera hoy, tantos años después, tengo claro cómo di con mis huesos en aquel vagón. Perdone, oficial, creo que no me he presentado. MiSigue leyendo «Adiós, camarada zasranets»

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar