Ciudadano Hearst

Por estas fechas, hace ya treinta y tres años, visité el castillo que el magnate de la prensa William Randolph Hearst (1863-1951) se hizo construir en San Simeon, en la costa del Big Sur californiano. Los americanos son buenos museólogos. Supongo que, acuciados por una Historia que para ellos se remonta a poco más deSigue leyendo «Ciudadano Hearst»

Moby Dick y el vértigo

Antes de asomarse a Moby Dick (1851) uno debe asegurarse de no padecer mal de altura, porque una vez que te enmaraña el relato resulta difícil zafarse de él sin que te arrastre al fondo. Herman Melville la plantea como una novela de aventuras que bien podría haber firmado Salgari o Stevenson: con una treintenaSigue leyendo «Moby Dick y el vértigo»

The collected stories, de Amy Hempel

Fluye como una corriente en un lago, sin cauce ni orden. Divaga entre hechos y pensamientos hasta confundirlos; hasta confundirnos. Exige una atención que parece demasiado cara para la, aparentemente, magra recompensa que ofrece: un manojo de personajes casi anónimos, desubicados, irrelevantes, cualquier cosa menos ejemplares. Una pléyade de doñas nadies (siempre mujeres, siempre conSigue leyendo «The collected stories, de Amy Hempel»

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